En primer lugar, se coloca el azúcar en el vaso, agregándole también la leche y la levadura, templándola por 1 minuto a 37 grados de temperatura y velocidad 1.
Seguidamente, se le añade la mantequilla, la porción de sal, la harina y el huevo, y se mezcla durante 1 minuto a velocidad 7.
Después, se procede amasar durante 3 minutos a velocidad espiga.
Posteriormente, se cubre con un paño de cocina y se deja reposar por 45 minutos dentro del vaso hasta que la masa logre doblar su volumen.
Si en 45 minutos no ha logrado doblar su volumen se puede extender hasta 60 minutos.
Luego, se divide la masa en 9 bollitos del mismo peso (aproximadamente 125 gramos). Luego, se colocan en una bandeja de horno previamente engrasada y se dejan reposar por 30 minutos.
Se procede a precalentar el horno a 200 grados de temperatura sin aire.
Después, se pincelan los bollitos con leche y se espolvorean con las pipas de girasol.
Finalmente, se colocan en el horno durante 25 minutos hasta que adquieran un color dorado.
Se retiran del horno y ya están listos para degustar.